38. Estroncio


El estroncio (Sr) es el elemento número 38. El cuarto metal alcalinotérreo que vemos, después del berilio, el magnesio y el calcio. La mayoría de la gente apenas ha oído hablar de él, a pesar de ser un elemento abundante, así que vamos a ver con qué nos sorprende.

Para empezar, aunque esto casi que ya nos lo podíamos imaginar, el estroncio es muy reactivo. Le sobran dos electrones para alcanzar esa ansiada estabilidad y los cederá a todo el que se los pida. Es por ello por lo que aunque sea bastante abundante, siempre se encuentra mezclado con otros elementos, así que tardamos bastante en saber de él.

Se descubrió hacia el año 1790, en Londres, cuando un médico y químico irlandés, Adair Crawford, y su ayudante, William Cruickshank, examinaban un mineral de una mina de plomo de un pequeño pueblo escocés llamado Strontian. Extrajeron un mineral muy similar al carbonato de calcio (CaCO3) pero con propiedades algo diferentes. Los dos químicos concluyeron que ese mineral, hoy llamado estroncianita, estaba compuesto por un elemento nuevo que fueron incapaces de aislar. Y así quedó la cosa hasta que llegó Humphry Davy 18 años más tarde para aislar ese nuevo elemento. Lo logró obteniendo cloruro de estroncio (SrCl2), mezclándolo con óxido de mercurio (HgO) y separando el estroncio gracias a la electrólisis. Observó un metal al que llamó Strontium, en honor al pueblo escocés donde fue descubierto (En realidad es el único elemento que tiene nombre de pueblo).

Estroncianita
Estroncianita procedente de las Gabias, Granada. 

El otro mineral de donde se obtiene estroncio es la celestita, cuyo nombre viene de caelestis (celeste), por su hermoso color azul. Por cierto que los mayores productores del mundo de estroncio son España (Sobretodo zona de Granada), China y Méjico. En Granada hay unas muy importantes minas de celestita, de las que obtienen sulfato de estroncio (SrSO4). También se extrae estroncianita y estronciocalcita.

Celestita. 

El precursor de la Tabla Periódica, no puedo dejar de mencionarlo, fue J.W.Döbereiner, un químico alemán que fue contratado por el mismísimo J.W.Goethe, “El Shakespeare alemán”. Estudió el estroncio 20 años después de haberse descubierto y observó una similitud entre éste y sus dos elementos vecinos: el calcio y el bario. Buscó otras similitudes en los elementos y observó que lo mismo pasaba con otros: cloro, bromo y yodo o azufre, selenio y teluro. Los ordenó en triadas que fueron los precursores de lo que en el futuro serían las columnas de la Tabla Periódica.

El caso es que ese nuevo metal era imposible mantenerlo puro mucho tiempo. En seguida se oxida y se vuelve amarillo. Tanto, que si tienes polvo de estroncio, arderá espontáneamente al contacto con el aire. (Es como lo del magnesio pero un poco más bestia). También reacciona violentamente con el agua, como pasa con algunos otros elementos, generando H2 que, como sabes, es bastante peligroso.

Así que el estroncio puro mejor dejarlo para los coleccionistas y los laboratorios. Había que buscarle un uso diferente. ¿Qué tal usarlo para extraer azúcar de la remolacha? Pues ese, aunque no te lo creas, fue su mayor uso desde que lo descubrieran Hippolyte Leplay y Agustin-Pierre Dubrunfaut hasta principios del siglo pasado. Usaban carbonato de estroncio para llevarlo a cabo. Y menos mal que el carbonato de estroncio, en realidad, se aprovechaba de una vez para otra, que si no la demanda de estroncio se habría disparado.

Después del azúcar, llegó la televisión. Y con ella, un nuevo uso para el estroncio. Las primeras televisiones (esas que tenían “culo”) constaban de un tubo de rayos catódicos, esto es, un tubo al vacío por donde se hacen circular unos electrones que son dirigidos mediante campos magnéticos a la zona de la pantalla deseada. Los electrones no dejan de ser partículas subatómicas que, por efecto de esas aceleraciones/desaceleraciones, emiten rayos X. Para proteger al personal de dichos rayos nocivos se utilizaba estroncio, con el que se creaba una película en la pantalla que los absorbía la mar de bien.

Tubo de rayos catódicos

Obviamente, con las pantallas de LED actuales ya no hace falta el estroncio, con lo que el uso del mismo se ha reducido drásticamente. Hoy en día su mayor uso está en el sector de la óptica y la medicina, también en el minero, ya que se utiliza para evitar que estallen los gases de ciertos pozos de petróleo. Además, se utilizan diferentes aleaciones con aluminio, silicio o magnesio, por ejemplo. El titanato de estroncio, tiene un alto índice de reflectividad, formando una especie de diamantes blandos. Hay pastas de dientes que también utilizan estroncio, concretamente cloruro de estroncio, que va bien para los dientes sensibles ya que cubre los huequitos de los dientes que dejan las terminaciones nerviosas a la vista. El cloruro de estroncio también se utiliza para teñir de rojo los fuegos artificiales en fiestas y se utiliza también en bengalas. Bueno, es una propiedad que tiene, que se quema luciendo un color rojo intenso.

A parte de lo dicho, el estroncio resulta útil para la datación de rocas y el estudio de historia geológica e incluso de la humanidad en general. Si leíste la entrada sobre el elemento anterior, el rubidio, recordarás que existe un isótopo, el Rb-87 que es radiactivo. La vida media de dicho isótopo es de 50.000 millones de años y cuando suelta la radiación (se desintegra) lo hace transformándose en estroncio-87. (Un neutrón que le sobraba al Rb-87 se ha transformado en un protón. Por eso, el elemento es ahora de 38 protones y el 87 sigue siendo el mismo porque la suma de protones y neutrones sigue igual). Antes de nada, solo señalar que el isótopo más común (82´58%) del estroncio es el Sr-88. El caso es que todo el rubidio de la Tierra se creó con la explosión de la supernova que daría lugar a nuestro Sistema Solar. Así, y desde entonces, no se ha dejado de desintegrar rubidio transformándose en estroncio (Hablo solo del isótopo Sr-87. Hay más, pero solo este se crea a partir del Rb-87). Estudiando la cantidad de rubidio y estroncio en una roca y viendo sus isótopos, los geólogos pueden saber bastantes cosas sobre la historia de la Tierra que a los simples mortales se nos escapan. Así, estudiando la cantidad de estroncio en rocas, fósiles, corales, dentaduras… se puede obtener mucha información. ¿Dónde vivió un hombre del pasado cuyos dientes tienen un porcentaje determinado de estroncio? Pues puede saberse, con cierto margen de error, ya que la cantidad de estroncio es diferente en unas zonas y en otras.

Además del estroncio-87, también es radiactivo el Sr-90, con sus 53 neutrones y su radiación beta. Pero si el 87 aparecía de manera natural, el 90 es más bien artificial. El Sr-90 se crea en los núcleos de las centrales nucleares, ya que es un producto de fisión del uranio. Apareció bastante en las noticias en las décadas de los 50 y 60, con las pruebas que se hicieron de las primeras bombas nucleares. Puede utilizarse también como fuente de energía en naves espaciales (En algunos RTGs o Generadores termoeléctricos de radioisótopos), lo cual es muy interesante.

El caso es que el estroncio, igual que pasaba con el rubidio y el potasio, puede confundirse con calcio. El calcio está básicamente en nuestros huesos, por lo que de vez en cuando, un átomo de estroncio puede sustituir a uno de calcio. Esto no tiene porqué ser problemático a no ser que el estroncio, claro, sea radiactivo y muy numeroso. En Chernobyl saben de lo que hablo. Otro isótopo radiactivo, el Sr-89, se utiliza para tratar ciertos tipos de cáncer (Metastron).

Nosotros utilizamos estroncio “por error” en nuestro esqueleto (aunque no siempre por error, el Ranelato de estroncio se utiliza en ciertos casos para tratar la osteoporosis), pero hay un grupo de animales marinos (tipo placton), la acantharea, que utilizan sulfato de estroncio (SrSO4) para construir sus esqueletos. Otro ejemplo de lo maravilloso que es nuestro planeta azul.

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