Kirchhoff y Bunsen. |
Efectivamente, el rubidio es muy
reactivo e inestable. Tiene un único electrón (2,8,18,8,1) en la capa de
Valencia que cederá gustosamente a todo el que se lo pida. Imaginarás, por lo
tanto, que si a eso se le añade que no es un elemento especialmente abundante
(aunque tampoco podemos decir que sea escaso. Para que te hagas una idea, hay
casi tanto rubidio como zinc), lo lógico es que no lo descubriéramos hasta hace
relativamente poco. Y efectivamente, pocas cosas escapan a la lógica, así que
el rubidio fue descubierto en 1861. Su descubrimiento se lo debemos a la espectroscopia,
que tantos regalos nos ha dado gracias, por supuesto, a los dos máquinas que
la desarrollaron: Gustav Kirchhoff y Robert Bunsen. A Bunsen ya lo mencioné cuando hablé del arsénico. Kirchhoff y Bunsen se pusieron a calentar todo lo que pillaban y a medir las
ondas de emisión de los materiales con los que trabajaban. Al rubidio lo
llamaron así por rubidus, que en latín significa “rojo profundo” por los
colores (las líneas) de emisión que lo describen.
Llama del Rubidio. |
La roca con la que descubrieron
el elemento rojo profundo fue la lepidolita, un silicato similar a la mica que
contiene potasio, aluminio y, por supuesto, silicio, pero donde el potasio es
sustituido, en ocasiones, por otros elementos como el litio o el rubidio. Esa
es la manera en la que se encuentra el rubidio en la naturaleza, mezclado con
sus compañeros, los metales alcalinos, pero normalmente en mucha menos
proporción. Si tuvieras en la mano una roca con alto contenido en potasio,
seguramente habrá bastante rubidio en ella. En el caso de la lepidonita, de los
150 kg que tomaron Kirchhoff y Bunsen, solo unos 280 gramos eran rubidio.
Lepidonita. Minas Gerais, Brasil. |
Y como no podía ser de otra
manera tras descubrir un nuevo elemento, el siguiente paso fue aislarlo y
después empezar a investigar con él. No consiguieron aislarlo del todo, pero sí
obtuvieron cloruro de rubidio (RbCl), con lo que pudieron identificar algunas
de sus propiedades. Puede que la más curiosa sea que el rubidio funde a 39
grados, algo muy inusual para un metal.
Es difícil obtener rubidio en
estado puro por lo reactivo que es. Reacciona con el oxígeno del aire
oxidándose y formando óxido de rubidio (Rb2O) así que si quieres rubidio puro,
tendrás que guardarlo en un frasquito sin aire con el que pueda reaccionar. Si
lo sacas de ahí, hay que tener mucho cuidado, porque reaccionará con todo lo
que se le acerque, y además, en algunos casos, violentamente. Con el agua
genera una gran cantidad de hidrógeno… y el hidrógeno explota, así que mejor si
lo tenemos más seco que un Gremlin bien educado.
Rubidio puro |
A la peligrosidad del rubidio
debido a su reactividad hay que sumarle que además es radiactivo. Ojo, que
cuando digo que es radiactivo, como con cualquier elemento, quiero decir que un
porcentaje de sus átomos (isótopos) son radiactivos. Muchísimos elementos
tienen isótopos radiactivos, pero en ocasiones el porcentaje es tan minúsculo
que ni se tiene en cuenta… en el caso del rubidio, sí. (Ya conté algo parecido
con el potasio). Existen dos isótopos principales del rubidio: El Rb-85
(48 neutrones) y el Rb-87 (50 neutrones). El rubidio-87 es radiactivo, es
decir, es inestable y buscará la estabilidad a costa de soltar energía en forma
de radiación (puedes darle un repaso a las entradas que en su día escribí sobre
la radiación). El 28% del rubidio que hay en el mundo es Rb-87, es decir, radiactivo.
Soltará radiación tras una media de, agárrate, cincuenta mil millones de años. Y
aquí hace falta otra explicación. Claro, con una vida media tan alta, la
radiactividad del Rb-87 deja de ser tan preocupante… Sí que en una muestra de
millones y millones de átomos de Rb-87, es posible que veas alguno
desintegrarse, pero no tantos como si tuviera una vida media mucho más baja. Existe,
de hecho, un isótopo del rubidio mucho más inestable, el rubidio-82, cuya vida
media es un par de minutos. (Se desintegra formando kriptón-82, por cierto). Si
te encontrases junto a una cantidad decente de Rb-82, morirías sin remedio,
pero nunca lo harás, porque no existe una cantidad decente de Rb-82.
Esquema de desintegración del Rb-87. |
El uso que le damos hoy en día al
rubidio tiene que ver con lo que acabo de explicar: su radiactividad. En
realidad, el rubidio emite radiación con una frecuencia muy precisa. Tanto, que
se pueden fabricar relojes atómicos con una precisión sin igual, a partir de
átomos de rubidio-87. Si recuerdas cómo funcionaban los relojes antiguos, los
de pared de toda la vida, era con un par de pesos que van bajando y hacen girar
unas ruedecillas. Si quieres un reloj más preciso, están los de cuarzo, creados
en la década de los 60. Constaban de un cristalito de cuarzo que vibraba, con
una frecuencia dada, dependiendo de su tamaño. Mucho más precisos que éstos,
son los atómicos, que casi siempre son de cesio, así que ya lo veremos cuando
toque, pero lo comento porque, como digo, también pueden ser de rubidio.
Para el caso del Rb-82, éste se
produce en laboratorios, y se hace porque al desintegrarse emite positrones (Un
protón se convierte en un neutrón pero tiene que emitir en forma de radiación
un positrón y un neutrino), convirtiéndose así, con un protón menos, en kriptón.
El caso es que los positrones se utilizan para realizar tomografías por emisión
de positrones (TEP). El rubidio sustituye al potasio en nuestro organismo y
ciertas células cancerígenas absorben más potasio de lo normal, así que
metiendo rubidio-82 en el cuerpo se puede observar, viendo con un scanner la
radiación que emite, dónde están esas células enfermas. El rubidio-82 es malo,
por supuesto, pero dura unos minutos en nuestro cuerpo. El rubidio normal
(Rb-85 y Rb-87) no es tóxico y, de hecho, sustituye al potasio en algunas de
sus funciones. En nuestro cuerpo hay unos 300 miligramos de rubidio. De ellos,
unos 100 miligramos serían rubidio-87. Haciendo el cálculo, y teniendo en
cuenta que unos 85 gramos de rubidio serían unos 6´022x10E23 átomos (Número de
Avogadro) nos sale que 100 miligramos son 7x10E20 átomos. Ese enorme número de
átomos dividido para 50.000.000.000 años dan unas 1´4x10E10 desintegraciones
por año, lo que equivale a unas 440 desintegraciones por segundo. Dentro de tu
cuerpo. Y no pasa nada.
El rubidio se utiliza también en
algunos componentes electrónicos como las fotoresistencias, y también en
algunas células solares, debido a lo fácil que se ioniza. También se utiliza
para dar el color púrpura de los fuegos artíficiales y en laboratorios para los
tubos de vacío, ya que acaba con el poco oxígeno restante.
Como curiosidad, el rubidio fue el
primer elemento que se enfrió hasta convertirse en lo que se llama un
condensado de Bosé-Einstein, un estado de la materia casi imposible, en el que
los átomos se unen entre sí dejando de ser ellos mismos y formando un
conglomerado de partículas que se dice es una singularidad. Esto lo lograron en
1995 tres hombres de la Universidad de Colorado: Eric Cornell, Carl Wieman y
Wolfgang Ketterle. Lograron el premio Nóbel seis años más tarde por, según la
academia sueca, “hacer que los átomos canten al unísono”. Lo consiguieron
enfriando una pequeña muestra (tan solo 2000 átomos) de rubidio hasta
0´001 grados kelvin por encima del cero absoluto (-273´14ºC). Lo consiguieron utilizando
láseres e imanes. Una proeza que bien valió su premio.
Wieman, Ketterly y Cornell. |
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