79. Oro

 

Hoy toca aprender algo sobre el elemento número 79, uno de los elementos más conocidos de la Tabla Periódica y, seguramente, el más codiciado elemento de toda la historia. Empecemos entonces con el único elemento que tiene 79 protones y 118 neutrones en su núcleo (Lo cual viene a querer decir que solo tiene un isótopo en la naturaleza, el Au197). 

Seguramente recordarás la imagen del oro de los adornos de un esqueleto, de antiquísimas joyas en museos o de las piezas venidas de América en la época de Cristóbal Colón. También habrás visto techos de antiguos palacios forrados con papel de oro o viejos cofres repletos de monedas doradas. Es un elemento que, en ocasiones, más parece estar en el lado de la filosofía, porque encarna el poder, la conquista, la riqueza o el deseo. Todos llevamos dentro un poco de ese sentimiento porque lo hemos heredado de nuestros ancestros, que tanto pelearon, mataron y murieron por conseguir algo de oro. Pero vayamos a los hechos: Los restos más antiguos de oro trabajado del mundo se encuentran en un pequeño yacimiento búlgaro, descubierto en 1972, y conocido como el Cementerio de Varna. Está datado a finales de la Edad del cobre (4600-4200 a.C.). Existen yacimientos con oro posteriores en casi todas las partes del mundo: Europa, Asia, norte de África (Egipto, desde el año 3000 a.C.) y América.  

La necrópolis de Varna. Impresionante. 

El oro es tan preciado por varias razones: Primero: No se encuentra fácilmente. Obviamente, si hubiera oro en todos los rincones, estaríamos cansados de él (seguro que le daríamos muchos más usos) y no tendría tanto valor. Segundo: No se corroe. No le afecta el aire, el agua o la humedad. Pocos agentes químicos lo corroen. Así que no se estropea (De ahí que se conserven como nuevas las joyas de hace milenios) lo cual es fundamental, si quieres comprar oro como inversión a largo plazo. Tercero: Es el metal más maleable que existe, lo cual significa que puede trabajarse muy bien. Un protón menos, y tenemos platino, que es muy duro y difícil de trabajar. Pero el oro es muy blando y dúctil, lo que lo convierte en un metal estupendo para los joyeros. Tercero: Y no le quitemos importancia: El color. Ese dorado brillante llama mucho la atención. Porque el color plateado de la plata o el platino se puede confundir con otros metales, pero el oro difícil. (Bueno, ya expliqué en su día lo que dicen de que la pirita (mineral compuesto por más o menos la mitad de hierro y la mitad de azufre) es el oro de los tontos). Ese color se debe, dicho mal y pronto, a la alta velocidad de giro de sus electrones. Tanta velocidad provoca un aumento de su masa relativa (Tal y como dijo en su día A. Einstein) con lo que hace falta menos energía para que cambien de órbita. Esa energía es justo la de los fotones que tienen una longitud de onda de entre 200 y 300 nm, que es justamente el azul. Absorbiendo esos azules, al final nos quedaría el color dorado. 


como funciona GLD
Una millonada en lingotes de oro.

Por los motivos anteriores, el oro es usado, casi todo ello, en joyería. Alrededor del 60-70% de la producción de oro va a parar a las manos de los orfebres. Estos pueden utilizar oro puro, que es el que se denomina “oro de 24 quilates” o “24k” y que suele ser el más caro (obvio). Pero el oro de 24k puede resultar “excesivamente blando”, con lo que a veces se mezcla con otros metales. Así, el oro de 18k, está compuesto por un 75% de oro y un 25% de otro metal (Relación 18/24 de oro), que puede ser, por ejemplo, plata, hierro, níquel o cobre. Luego está el oro de 14k, que contiene un 58% de oro, y que destaca por su dureza y el de 10k (41% de oro), que es el más baratillo. En las joyas de oro suele aparecer una marquita con la pureza: 24K, 18K, 18Kt (También 750, por el 75% de oro). Después de la pureza, pueden llevar las letras RGP o GF, que es cuando la joya está hecha de algún metal (cobre o plata, por ejemplo) y luego va bañada en oro. Si es 1/20 18K GF, significa que 1/20 del peso de la pieza es oro de 18 quilates. Si pone HGE, la pieza tiene una capa de oro que se ha aplicado mediante electrólisis. Además de todo lo anterior, también pueden llevar la marca del joyero o el país.  

Respecto a los sellos que se pone en las piezas de oro, tampoco son garantía de que sean auténticos. Obviamente, las buenas falsificaciones los van a imitar. Pero existen varias maneras de saber si una joya es falsa o no, es decir, si lo que tenemos es verdaderamente oro u otra cosa. Hay varios trucos: Por ejemplo, el oro no se ve atraído por un imán, con lo que será la primera prueba que un comprador de oro deberá realizar (aunque puede llevar oro y níquel, que no se verá atraído). También a primera vista (buena vista) se puede intuir si la pieza es falsa. Si hay óxido, por ejemplo, sabremos que la pieza no es de oro, pues como he dicho, no se corroe (Eso sí, lo mejor es limpiar antes la pieza, para mayor seguridad). También se puede utilizar un trozo de tela blanca y un poco de limón (al que se le puede añadir bicarbonato) o hacerlo sumergiéndola en vinagre (aunque cuidado, que, si no es oro y le tienes aprecio, puedes estropearla). Si el limón o el vinagre estropean la joya, el trozo de tela blanca se manchará al frotarla con la pieza, con lo que sabremos que nos han timado. Y olvídate de lo de morderla. Eso se hacía porque al ser el oro un metal blando, puedes marcarlo con los dientes y, según la marca que dejes con el diente, puedes intuir su dureza. Aunque también puedes romperte un diente, claro. Si tienes dudas, mejor acude a un profesional, que además de alguno de los trucos anteriores (A veces les basta solo con lo del imán o la vista) hará reaccionar la joya con diferentes ácidos o utilizará un comprobador electrónico o incluso un espectrómetro. 

Bueno, el caso es que de ese 30-40% del oro que no se utiliza para joyería, más de la mitad es para inversión. Se dice que el oro es un valor seguro, y que siempre sube. Y bueno, tiene sus más y sus menos, pero va subiendo, sí. También dicen que, en épocas de guerra o apocalipsis, el dinero dejará de tener valor… y lo siguiente con lo que se comercializaría es con el oro… Con lo que volveríamos a los orígenes. Y hablando de los orígenes, las primeras monedas de la historia eran de oro. En realidad, las primeras fueron de oro blanco, que es una aleación de oro y plata. Fue en el Reino de Lidia, en el siglo VI a.C. Se llamaban Electrum y pesaban poco más de 4 gramos. El León de Lidia se extendió rápidamente por todo el Mediterráneo, siendo la moneda de referencia hasta que llegó la siguiente gran moneda: El Denario romano. En la península se sucedieron diferentes monedas (dinares, maravedíes, ducados, escudos…) después de la caída del imperio romano, pero de entre ellas, destaca el Real de plata, con el que se comerciaba por todo el mundo, y el Peso, que era de oro y equivalía a 8 reales. No fue hasta 1706 que se creó la Peseta, que equivalía a 2 reales. (Y el duro, que eran 10 reales, o 5 pesetas). Pero esta moneda no pasó a ser designada como unidad hasta 1868, siendo las monedas de 100, 50, 20, 10 y 5 pesetas de oro. Del resto del mundo, destacan las monedas de oro de Canadá o el Krugerrand de Sudáfrica. Como curiosidad, decir que la moneda de oro más grande es de Canadá, con 100 kilogramos de peso y la más pequeña se acuñó en suiza, con 0´063 gramos. Obviamente, son monedas para coleccionistas. 

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Un electrum, visto por delante y por detrás. 

En el siglo XIX el mundo adoptó el oro como patrón para su sistema monetario. Esto es, el valor de su moneda dependía de la cantidad de oro que tuvieran sus reservas. Así, los billetes del país que se fabricaban tenían algo detrás que los respaldaba. Aunque hay gente que crea que todavía estamos así, lo cierto es que el oro dejó de ser esa referencia tras la Segunda Guerra Mundial. El dólar y la libra pasaron a ser la referencia después, aunque ahora ya el respaldo es la confianza depositada en ellas… mejor dejo esto para el blog de economía. 

El oro, como sabrás, tiene más aplicaciones. Por ejemplo, se utiliza para empastes dentales (Aunque muchos de éstos podrían considerarse joyería, la verdad). Debido a su buena conductividad y resistencia a la corrosión, funciona muy bien en circuitos electrónicos, con lo que en ocasiones se utiliza para tal fin. Las conexiones eléctricas de oro aseguran una baja resistencia y una alta durabilidad. He leído que se utiliza como protector en los satélites, pero esto no es cierto. A veces los vemos como rodeados por una manta térmica dorada pero no es oro. Sí se utiliza en algunos satélites, pero para las conexiones eléctricas o, en el sector espacial, también se utiliza en las viseras de los astronautas, porque una fina capa de oro refleja los rayos infrarrojos del Sol. Es sorprendente pero también se utiliza en el sector de la restauración, básicamente para encarecer ciertos menús. Es decir, si buscas, por ejemplo, el helado más caro del mundo, éste tiene un recubrimiento de oro, y si buscas el filete más caro del mundo, lo mismo. Sí, la gente se come el oro. Y no pasa nada, porque como no reacciona con nada, pues sale tal y como entró. Pocos más usos se le encuentran al oro, alguno que tenga que ver con el isótopo artificial Au198, por su emisión de partículas beta o con alguno de sus compuestos como el ácido cloroaúrico, empleado en fotografía. 

He dicho que el oro es muy resistente pero aun así se disuelve en cloruros, bromuros o iodo y en agua regia (ácido nítrico y ácido clorhídrico). El resultado de disolverlo en agua regia es ácido cloroaúrico que se puede volver a transformar en oro con disulfito de sodio. Esto lo sabía Bohr, quien recibió, en Copenhague, las medallas de oro de los Premios Nobel de Max Von Laue y James Frank. Estos estaban en Alemania y se las dieron a Hevesy para que las llevara al instituto Bohr, en Dinamarca, donde por aquel entonces creyeron que no llegarían los nazis. Pero llegaron. Para esconder las medallas decidieron, como buenos científicos que eran, disolverlas en agua regia.  

También, es sobradamente conocido, se disuelve en mercurio. Mucha gente lo ha sufrido con el anillo de casados cuando ha jugado con el mercurio del termómetro.  

El oro no se junta con otros elementos. Tan solo forma un enlace con el telurio, creando además minerales como la calaverita, la krennerita, la silverita o la petzita. Échale un vistazo a la entrada del telurio, en la que conté la historia de la mina de Kalgoorlie, en Australia, una de las mayores minas del mundo. Los mayores productores son China, Australia y Rusia. Aunque dicen que debido a la densidad del oro, éste se encuentra casi todo a grandes profundidades de la Tierra. A ese no podemos llegar pero al que sí llegamos, en buena parte, es el que vino en forma de meteoritos que chocaron con la Tierra. Impresionante.

En España también tenemos oro (Y mucho más que hubo en la época de los romanos). Hoy en día es en Asturias o Extremadura donde siguen apareciendo pequeñas pepitas de oro. El oro se suele encontrar unido a minerales de cuarzo. Se dice que se encuentra en filones hidrotermales de cuarzo, formados al salir el agua caliente rica en minerales. Luego ese oro precipitado puede desprenderse y acabar en ríos o cuencas de ríos, que se llaman depósitos secundarios o pláceres. En España, existen yacimientos primarios en Badajoz o Almería y también pláceres en los ríos Sil, Miño, Navelgas (quizás el más conocido por las competiciones de batea), el Fresnedoso (Cáceres) o el Darro (Granada). 

El oro se extrae, en las minas, utilizando mercurio (que es el método tradicional), que se mezcla con el oro o la plata formando una amalgama, y luego se filtra a través de unas pieles. También se utiliza, más actual, cianuro sódico. Ambos procesos, te podrás imaginar, pueden ser muy contaminantes si no se realizan con todas las medidas de seguridad. Y en ocasiones, lamentablemente, no se toman.


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