36. Kriptón

El kriptón (o criptón, como prefieras) es el elemento de 36 protones y el cuarto gas noble de la Tabla Periódica. Échales un vistazo al helio, al neón y al argón, los otros tres gases nobles que hemos visto hasta ahora, así sabrás por dónde van a ir los tiros. Recordarás que eran nobles por tener la capa de Valencia llena de electrones con lo que no intercambian electrones con nadie, así que no se mezclan con la plebe.

El kriptón fue descubierto anteayer, como aquel que dice. Recuerda que fue William Ramsay, un célebre químico de su época, el descubridor del argón. De la misma manera, y junto con su ayudante Morris Travers, descubrió el neón, el kriptón y el xenón (Y ganó el premio Nobel en 1904 por ello). El kryptón fue descubierto, de ese modo, en 1898. 

Todo empezó porque observaron que el peso del nitrógeno del aire no coincidía con aquel obtenido en el laboratorio… Y Ramsay encontró la solución y, de paso, los gases nobles. Lo llamaron kriptón por estar oculto, ya que kruptos, en griego, significa precisamente eso: oculto. El nombre le va que ni pintado, porque la concentración de kriptón en la atmósfera es de aproximadamente 1 ppm (1 parte por millón, en masa). Y cada vez hay más, se supone. El kriptón es un producto de fisión del uranio (Cada vez que el átomo de uranio se rompe en dos, se crean dos elementos que son los productos de fisión). El uranio tiene 92 protones y cuando se rompe, se crean dos elementos de menor tamaño (obviamente). Son muy habituales, por ejemplo, el xenón, el yodo y, también bastante habituales son el kriptón o el prometio... Esto lo saben los ingenieros nucleares, porque dentro de un reactor nuclear, donde se fisionan átomos de uranio constantemente, se generan éstos nuevos elementos que introducen nuevas variables al cálculo de potencia del reactor. El caso es que que cada vez hay más kriptón y si es así es por dos motivos: Va aumentando la cantidad de átomos de kriptón y éstos no se escapan de la atmósfera (como pasaba, si recuerdas, con el helio, debido a su ligereza).

Así que el kriptón se forma en las fisiones espontáneas del uranio terrestre pero además, se cree, puede venir también del espacio (con meteoritos, etc), ya que se han detectado trazas de kriptón en otros cuerpos del Sistema Solar. Pero tranquilo, no llegaremos a ahogarnos nunca en una atmósfera de kriptón, puesto que ese aumento es mínimo. 

Como curiosidad, en 1960 se definió el metro como 1.650.763´73 longitudes de onda de la luz roja-anaranjada que emite un átomo de kriptón-86, sustituyendo así a la barrita de platino e iridio que está en París (Concretamente en el Bureau International des Poids et Mesures). Ese acuerdo internacional duró hasta octubre de 1983, cuando se decidió que un metro era la distancia que recorre la luz en el vacío en 1/299.792.458 segundos.

Sobre los usos del kriptón, poca cosa. Al igual que pasaba sobretodo con el neón, el kriptón, sometido a una diferencia de tensión, brilla. Si el neón lo hacía de ese color rojizo característico, el kriptón brilla con un color blanco (que es la suma de sus diferentes líneas de emisión), que en ocasiones puede ser muy útil. (Y si mezclas kriptón con neón el color es verdoso). Aunque hoy en día, ya sabes, los LEDs están acabando con las tradicionales luces de neón y kriptón. Además es que el kriptón es bastante caro (dada su escasez, claro). Así que si sigue utilizándose por su brillo es más que nada en fotografía (para algunos flashes especiales) y en láseres de laboratorio. En el caso del kriptón, el láser más común es en el que se usa una mezcla de kriptón y flúor, que hace que brille en el ultravioleta (fuera del espectro visible) y que caliente que da gusto.

La típica lámpara de kriptón... 

Y ya que menciono al flúor… aunque sea un gas noble, sí se ha llegado a crear una molécula con kriptón. Aunque fue en laboratorio en 1963 y en unas condiciones extremas, se creó el difluoruro de kriptón, KrF2. No sirvió para nada más que para decir: "lo conseguimos".  Se ha creado alguna otra molécula más, combinando KrF2 con otros compuestos, pero de nuevo, en condiciones extremas y sin mayor utilidad, de momento.