El samario es el elemento número 62 de nuestra cada día mejor conocida Tabla Periódica. Es un metal del grupo de los lantánidos, de los que he ido hablando en las últimas entradas: Lantano, cerio, praseodimio, neodimio y prometio. Son todos ellos metales muy parecidos entre sí y que se encuentran muy entremezclados en la Corteza Terrestre, por lo que ha resultado muy difícil separarlos y aislarlos.
El samario, con sus 62 protones, cuenta con 7 isótopos (el número de neutrones varía), y 3 de ellos son radiactivos.
Pero hasta finales del siglo XIX del samario o sus isótopos no se sabía nada porque ni siquiera se sabía que existía. Había estado cerca, en 1839, Carl Mosander, cuando descubrió el lantano y el didimio, siendo éste último un elemento que no aparece hoy en nuestra Tabla básicamente porque no existe. No fue hasta 1879 cuando se descubrió el error. Fue Paul-Émilie Lecoq de Boisbaudran, que obtuvo didimio de un mineral llamado Samarskita. Luego, añadió hidróxido de amonio a una solución de nitrato de didimio y vio cómo se formaba un precipitado en dos fases. Analizó la primera de ellas y descubrió un nuevo elemento: El samario. El nombre proviene del mineral del que se obtuvo, cuyo nombre, a su vez, proviene de Samarski-Bykhovets, un ingeniero de minas ruso, miembro de la nobleza y con carrera militar (llegó a teniente general), funcionario y jefe de los cuerpos de ingenieros de minas. Trabajó en la zona de los Montes Urales, donde se encontró por primera vez la samarskita. Lo encontraron dos hermanos alemanes (Los Rose) a quienes Samarski dio acceso a las minas y como muestra de agradecimiento le pusieron el nombre a la roca. También he leído que un geólogo ruso le puso el nombre de su jefe... Sea como fuere, la samarskita, y por lo tanto, el samario, tienen nombre de ruso, uno que además tiene el honor de ser la primera persona que ha dado nombre a un elemento de la Tabla Periódica.
Samarskita |
Respecto al nombre de samario, sí, es poco original. Pero Paul-Émilie ya fue bastante criticado en su momento cuando nombró al galio (unos por haberle puesto el nombre de su país, la Galia (Francia) y otros porque le había puesto el nombre de su apellido (Lecoq significa gallo, que en latín es gallus). Da igual… pero recibió críticas y parece ser que por eso no se arriesgó con su segundo elemento. Tampoco lo hizo con los dos siguientes: el gadolinio y el disprosio.
Aunque hoy en día casi todo el samario que se utiliza proviene de un mineral llamado Monacita o de otro llamado Bastnasita (los dos minerales más comunes de las Tierras Raras), es posible que la mayor parte del samario que manejamos esté en los elementos combustibles de las centrales nucleares. La razón es que el samario es un producto de la fisión del uranio. Esto quiere decir que cuando un átomo de uranio se fisiona (se parte en dos debido a la absorción de un neutrón), uno de los dos átomos resultantes es el samario (esto no es del todo cierto: Uno de los átomos es prometio, pero éste se desintegra (suelta radiación) y se transforma en samario). Esto influye en la potencia de los reactores, ya que el samario absorbe neutrones (Sm147 absorbe un neutrón y pasa a ser Sm148, que absorbe un neutrón pasando a ser Sm149 que si absorbe otro neutrón pasa a ser Sm150, que es estable). Es algo que los ingenieros nucleares deben tener en cuenta, al igual que pasaba con el xenón (aunque el efecto del xenón es más importante).
Además de existir en nuestras centrales nucleares, y contribuir con ello a la generación eléctrica libre de emisiones de gases de efecto invernadero, el samario tiene diferentes usos: Por ejemplo, se utiliza, unido al cobalto, como unos potentísimos imanes de samario-cobalto. (Ya hablé de las propiedades magnéticas de las tierras raras). Estos imanes se usarían cuando se necesite especialmente cierta estabilidad térmica o se trabaje con altas temperaturas. Se utilizan en coches híbridos/eléctricos, auriculares o hasta en guitarras eléctricas. Además de aguantar mejor la temperatura que los imanes de neodimio, también son más resistentes a la oxidación.
Imán de samario vendido por Magsy. |
El samario también es usado para dopar cristales de cloruro cálcico que se utilizan en láseres, lo cual es también bastante común en los metales de ésta exquisita familia, al igual que tampoco sorprende demasiado que se utilice para ciertas aplicaciones en las que se necesite absorber infrarrojos con el cristal.
Como muchos otros elementos, también se utiliza en la industria química como catalizador, en este caso para deshidratar o deshidrogenar el etanol.
Añadir por último que el samario presenta baja toxicidad (Lo cual no quiere decir que no contamine, claro, que altos niveles afecta y puede dañar la vida acuática) y no se le conoce ningún papel biológico, aunque sí se utiliza en ciertas aplicaciones médicas, junto con el estroncio, en radioterapia paliativa, para disminuir el dolor en pacientes terminales.
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