58. Cerio


Continuamos con el segundo de los Lantánidos: El cerio. El elemento número 58. Que sea el número 58 significa que tiene 58 protones y 58 electrones, distribuidos éstos últimos de una manera algo especial, como ya expliqué en la entrada del lantano. (Recomiendo que te leas esa entrada si no lo has hecho ya, porque también explico algunas propiedades de los elementos de este curioso grupo: Los lantánidos, muy parecidos todos ellos entre sí). Respecto a los neutrones, solo comentar que el isótopo más abundante (88´48%) es el Ce-140, con 82 neutrones, seguido del Ce-142, que es radiactivo (con una vida media de 5 millones de años).

El cerio es el lantánido más abundante (Hay casi tanto cerio en la corteza terrestre como cobre, por ejemplo. Lo que pasa es que ya sabes, las Tierras Raras no se llaman así por ser raras y escasas, si no porque están muy mezcladas con otros elementos y son muy similares entre si, con lo que fue especialmente difícil su identificación y aislamiento). El cerio concretamente fue descubierto en el año 1803 por Martin Heinrich Klaproth, un químico alemán descubridor también del titanio, el circonio, el uranio y el telurio. Independientemente a Heinrich, casi al mismo tiempo, también lo descubrieron Jöns Jacob Berzelius y Wilhelm Hisinger. Berzelius es uno de los más grandes químicos que nos ha dado la historia y descubridor también del torio y el selenio, aunque lo hemos nombrado en más elementos debido a muchas otras aportaciones.

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Martin H. Klaproth

El nombre, cerio, fue puesto en honor a Ceres, planeta enano de Sistema Solar descubierto en el año 1801.

Se tardó mucho en descubrir el resto de los lantánidos y Mendeleiev, que ni había nacido cuando se descubrió el cerio, dejaría un gran hueco en su tabla, sabiendo con pena y acierto que ahí iban una serie de elementos que serían difíciles de obtener.

Cerio en estado puro.

El cerio es un metal plateado que se oxida muy fácilmente, formando CeO2. Las virutas de este compuesto pueden llegar a arder al contacto con el aire, de ahí a que sea uno de los componentes principales de las piedras de los mecheros (El lantano también lo era). El dióxido de cerio, conocido por algunos como “rojo de joyero”, también se utiliza para fabricar ciertos cristales, también para pulirlos (se puede comprar fácilmente por internet, en forma de polvos, y puedes utilizar para pulir el cristal de tu reloj o de tu coche, por ejemplo) o decolorarlos, como catalizador en la industria petrolera, en la industria siderúrgica y en pantallas fluorescentes o pantallas de televisión. Incluso en el cine, pues desprende una brillante luz blanca que se utiliza en los focos de los platós cinematográficos. Es un material higroscópico, es decir, que aborbe la humedad. También absorbe los rayos ultravioleta, con lo que se puede utilizar, por ejemplo, para fabricar cremas solares (igual que pasaba con el óxido de zinc).

Otra de las propiedades del cerio es que es paramagnético. Esto es que no se imanta tras el contacto con un campo magnético. Ya comenté que es algo común en los lantánidos. 

El cerio se obtiene de varios minerales. Algunos que tienen cerio son la cerita, la bastnasita o la monacita (Estos dos últimos los vimos con el lantano). Los mayores productores de cerio en el mundo son China (cómo no), Rusia y Tailandia.

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Cerita. 

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