Existe
una buena cantidad de zinc (Zn) en la corteza terrestre aunque no tanto como hierro
o cobre. A pesar de ello, es muy difícil encontrarlo puro, puesto que es
bastante reactivo (observa su posición en la Tabla Periódica). Muchas veces
aparece mezclado en pequeñas cantidades con el cobre (Recuerda que a esa
aleación se le denomina latón), y cuesta bastante distinguirlos, con lo que, ya
sabes, tardamos bastante en descubrirlo.
Se
usó mucho tiempo mezclado con cobre lo que mejoraba sus propiedades, pero sin
saber la razón de porqué era así. Si no hay mucho cinc mezclado con el cobre,
es bastante difícil distinguirlo. Cuanto más cinc se añade, más fácilmente se
distingue, pero una mezcla así solo puede hacerse artificialmente. Esto se
consiguió unos cuantos siglos antes de Cristo. Y lo curioso es que se hizo sin
saber de la existencia del cinc. Todo el proceso de fabricación del latón se
hacía dentro de un horno, metiendo rocas que contenían cinc y cobre. El caso es
que el cinc funde a 420 grados (de entre los metales, solo el mercurio y el
cadmio lo hacen a menor temperatura) y hierve a unos 910ºC, antes incluso de que se funda el cobre, que lo
hace a 1000ºC. En el horno el cinc se vaporiza y luego las gotitas caen en el
cobre fundido, mezclándose maravillosamente.
Para
descubrir el cinc de verdad hubo que esperar hasta el siglo XIV, cuando fue
aislado y reconocido como nuevo metal en La India. Alguien lo descubriría por
allí y por eso aquí lo llamaban estaño indio. Más adelante haría lo propio, en
Berlín, Andreas Sigismund Marggraf en el año 1746. No fue el único, porque
otros lo habían nombrado antes (por ejemplo el sueco Anton von Swab, cuatro
años antes) pero Andreas lo describió a la perfección y por eso se le suele
atribuir a él.
Andreas Sigismund. |
El
nombre de cinc, por cierto, se lo debemos a Paracelso, un médico suizo del XVI
adelantado a su época, a quien seguramente recuerdes por su nombre de pila: Theophrastus
Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim. (Ni siquiera entiendo porqué se
empeña la gente en llamarlo Paracelso). Bueno, el caso es que Philippus fue el
primero en sugerir que el cinc era un nuevo metal y en su libro Liber
Mineralium, ya lo nombra como zinken, aunque no se sabe exactamente porqué.
Puede que sea por el nombre de estaño en alemán, zinn, o porque zinke, en ese
mismo idioma, significa púa, que puede ser porque le saliera así en estado puro
o por la forma de la hemimorfita, un mineral típico de las minas de zinc, muy
utilizado pues puede contener hasta un 54% del mismo.
Hemimorfita. |
En estado puro no dura mucho porque se oxida fácilmente. Reaccionará con los átomos que le rodean cediéndoles electrones y formando otros compuestos, llamados óxidos. Eso sí, esos óxidos acabarán creando una capa de carbonato de cinc (ZnCO3) que protege al resto de la pieza. El carbonato de zinc se ha formado a partir del hidróxido de zinc (Zn(HO)2 que a su vez se forma a partir del óxido de zinc (2ZnO). La capa final, de carbonato de zinc, he de decir, puede llegar a romperse y acabar oxidándose, por lo tanto, todo el conjunto, pero eso tardaría mucho tiempo.
Al
carbonato de zinc se le conoce como smithsonita o calamina (ZnCO3). También es
muy abundante la hemimorfita (Zn4Si2O7(OH)2.H2O), que es silicato de zinc. (Los
minerales con carbono y silicio aparecen muy a menudo). También los sulfuros,
como el sulfuro de cinc (ZnS) al que se conoce como blenda o esfalerita. Uno de
los mayores yacimientos del mundo de esfalerita se encuentra en los Picos de
Europa, y de él se han extraído preciosas gemas de éste mineral.
Esfalerita de los Picos de Europa. |
Como
digo, hasta que llegó Marggraf, el cinc se utilizaba para fabricar latón.
Después de él, se empezaron a encontrar nuevos e interesantes usos. Como curiosidad, solo añadir que desde el siglo XV también se usaba un medicamento llamado loción de calamina, que era óxido de zinc y que se usaba como remedio para la varicela o cualquier otra picazón de la piel.
Recuerda
que he dicho que el cinc es bastante reactivo. Esto quiere decir que captará
electrones fácilmente. Esta propiedad la aprovechó perfectamente Alessandro
Volta hacia el año 1800 para fabricar la pila eléctrica. Volta investigó el
movimiento de electrones entre dos metales diferentes. En uno de sus
experimentos, introducía un trozo de hierro en una disolución de zinc (llena de
iones de zinc) y éste se depositaba poco a poco en el hierro. El resultado era
un trozo de hierro mejorado, mucho más resistente a la corrosión gracias a esa
capa protectora. A este proceso se le llamó galvanización en honor a Luigi
Galvani, un amigo de Volta que realizó numerosos experimentos con electricidad.
Aunque para mejorar las propiedades del hierro o acero pronto apareció otro
sistema que aprovechaba los diferentes puntos de fusión de estos metales y con
la que se conseguían mucho mejores resultados en menos tiempo. Es lo que hoy en
día se conoce como acero galvanizado. En honor a Galvani, gracias a Volta, por
acción del zinc.
Aspecto del acero galvanizado. |
La
galvanización tiene aplicaciones muy diversas. Para empezar, el acero
galvanizado se utiliza en muchas cosas: las lámparas de las calles, puentes,
coches, tejados, andamios, etc, etc. Como protección del acero, también es usado en diversos
ámbitos. Por ejemplo, hay barcos que se construyen con piezas de zinc (llamados
ánodos de sacrificio). Si salta la pintura del barco, el acero que está debajo
se oxida, pero entonces entra en juego el zinc, que hará de ánodo y el acero de
cátodo, como en la pila de Volt, recubriéndose la parte dañada del barco. En
algunas centrales nucleares también se utiliza cinc, en forma de acetato de
cinc (Zn(O2CCH3)2), para proteger los circuitos de la oxidación. El acetato se
echa disuelto en agua y el cinc se va depositando en las tuberías, etc,
protegiendo el circuito y evitando el desprendimiento de pequeñas partículas
radiactivas.
El
cinc se utiliza para fabricar algunas monedas (la más conocida es el centavo
estadounidense) y también, como ya hablé cuando vimos el titanio, el cinc está
presente en uno de los museos más famosos y vanguardistas de España: El museo
Guggenhein de Bilbao. Estas son algunas aleaciones minoritarias en las que
interviene el cinc. Y digo minoritarias porque como te podrás imaginar, la del
acero galvanizado se lleva la mayor parte de la producción mundial de cinc (la
mayor parte proveniente, por cierto, de China, Australia, Perú y NorteAmérica). Otra de esas
aplicaciones minoritarias es la del zamak, aleación de cinc con aluminio,
magnesio y cobre, que se utiliza para fabricar componentes de coches o joyería,
por ejemplo. Es similar a la plata y mucho más barato. Además, se funde a unos
420ºC con lo que es fácil manejarlo. También es similar a la plata la alpaca,
que contiene zinc, cobre y níquel.
Hay
otros usos de lo más variados: Se utiliza en desodorantes como cloruro de zinc, como blanqueador de pinturas, en cremas solares o trajes espaciales en forma de óxido, para
pinturas luminiscentes como sulfuro de zinc o incluso en champús anticaspa,
como piritionato de zinc.
Por
supuesto, y como no podía ser de otra manera, tenemos cinc en nuestro cuerpo.
Unos 3 gramos concretamente (la mayor parte en nuestros músculos y huesos).
Forma parte de una gran cantidad de enzimas y hormonas (testosterona o insulina,
por ejemplo) necesarias para nosotros. Lo adquirimos sobretodo al comer carne y
pescado. Hay en el mundo muchos casos de falta de zinc y, de hecho, dicen que
contribuye a la muerte de 800.000 niños al año. (Les causa falta de
crecimiento, diarreas y mayor susceptibilidad a las infecciones).
También
pasa con muchos elementos (y muchas otras cosas en la vida) que los excesos no
son buenos. Si comes demasiado cinc (hipercincemia) éste reaccionará con el
ácido clorhídrico de tu estómago generando cloruro de cinc, que es muy
corrosivo y podría dañártelo. Aunque en realidad no ha debido haber
muchos casos de ello. Mejor no te comas ninguna moneda, por lo que podría
pasar...
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