El tramo final de la Tabla Periódica comienza con el elemento que hoy nos ocupa: El elemento número 104, el rutherfordio (Rf). Un extraño y radiactivo elemento de laboratorio que fue nombrado en honor a un grande de la historia de la ciencia: Ernest Rutherford. Aprendamos un poco sobre todo ello.
Rutherford. |
El descubrimiento del Rutherfordio se produce en un momento complicado. Las discusiones entre rusos y americanos eran cada vez más acaloradas y, al igual que pasa con el elemento número 105 (El dubnio) y algunos de los anteriores, hubo cierta controversia por ver a quién se le atribuía el descubrimiento y, por lo tanto, el honor de nombrarlo. Y es que uno no puede sostener una muestra de estos elementos en la mano y decir: Mirad, a este nuevo elemento lo llamo Rutherfordio. La cosa es mucho más complicada porque la detección se basa en la medida de las partículas radiactivas que estos elementos (muchas veces unos pocos átomos) emiten. Y claro, la polémica está servida. Unos dicen haberlo descubierto y los opositores dicen que no, que los datos no son concluyentes.
Así, en plena Guerra Fría, la rivalidad entre USA y URSS era feroz. En 1964, un equipo de Dubna liderado por Flerov, bombardeó átomos de plutonio con átomos de neón. De ahí dijeron haber encontrado unas fisiones del elemento 104, al que llamaron kurchatovio, en honor al físico nuclear Igor Kurchatov. Tendría una vida media de 0´3 segundos, o al menos eso dijeron inicialmente. Luego dijeron 0´1 segundos o incluso menos, como 28 milisegundos. Estudios posteriores, en 1966, de otro equipo de soviéticos (Zvara, Chuburkiov, Tsaletka, Zvarova, Shalaevskil y Shilov) no lo tenían tan claro. Si el elemento tenía una vida media tan corta, entonces era imposible que les diera tiempo a detectarlo… que no estaba claro, vamos.
Por otra parte, los físicos de Berkeley, sí consiguieron obtener el elemento 104 (al que llamarían Rutherfordium). Además, lo consiguieron con tres métodos diferentes. El equipo estaba liderado por el gran ingeniero Albert Ghiorso y contaba además con Matti Nurmia (Finlandés), James Andrew Harris (El primer afroamericano a quien se le ha dado crédito por el descubrimiento de un elemento. Su historia es muy interesante) y dos finlandeses apellidados Eskola: Pirkko y Kari, alumnos ella y él de Matti, ambos dedicados al análisis de los datos. Lo que hizo el equipo de Berkeley fue bombardear curio con oxígeno para obtener el isótopo 260 (Con sus 156 neutrones), californio con carbono para obtener el 257 y otro isótopo de californio con carbono para obtener el isótopo Rf-258. Hoy en día sabemos que el isótopo más estable es el Rf267, con 1´3 horas de vida media.
El equipo de Berkeley (Matti, James, Kari, Pirkko y Albert). Estas imágenes valen oro. |
Tuvo que llegar la IUPAC (International Union of Pure and Applied Chemistry) a poner orden, y, en un congreso que tuvo lugar en el año 1996, cuyas conclusiones publicaron en 1997, dieron crédito tanto a los unos como a los otros, pero dijeron que el elemento número 104 seguiría llamándose Rutherfordium (O rutherfordio como lo llamamos en español). Quizás añada una entrada resumiendo todo el embrollo de los nombres de estos elementos, para intentar que quede claro. No sé, ya veremos.
Obviamente, Ernest Rutherford fue ajeno a todo esto. Básicamente porque murió en 1937. Si hubiera vivido 95 años, hubiera asistido al descubrimiento de su elemento… Pero no pudo ser. Desde luego, ha sido uno de los científicos más brillantes de todos los tiempos. Nació y creció en Nueva Zelanda, donde fue el mejor en todo (En rugby no, pero tampoco debía ser del todo malo). Se sacó allí matemáticas y física y consiguió una beca para mudarse a Cambridge, donde trabajó con Thompson, y continuó su legado. Su descubrimiento más conocido fue el de diferenciar y nombrar las partículas Alfa, Beta y Gamma. Pero esto lo logró en Montreal, lugar al cual se trasladó con tan solo 27 años de edad (9 años después volvería a Inglaterra). El caso es que Becquerel había descubierto la radiactividad y Rutherford descubrió sus secretos. Además, vio que la radiactividad iba unida a la desintegración de los átomos, demostró la existencia del núcleo, descubrió el periodo de desintegración, consiguió la primera transmutación artificial, calculó que la energía emitida en esas desintegraciones era mucho mayor que en las reacciones químicas, dedujo que la energía del Sol podría producirse por reacciones de este tipo y, por si fuera poco, fue maestro de Bohr, Otto Hahn, Chadwick, Geiger, F. Soddy o Moseley, entre otros, a los que dirigió y ayudó (seguro que en algún caso siendo parte más que importante) en sus descubrimientos. Se cuentan 11 premios Nobel entre sus alumnos, nada menos. El padre de la ciencia nuclear también ganó el suyo, en 1908.
Pero su elemento, de momento, no es importante (a nivel práctico). Ya veremos en el futuro (O lo verán nuestros nietos). Hoy por hoy, es demasiado radiactivo y caro. Se siguen estudiando sus propiedades, algo parecidas al hafnio, y es prácticamente eso en lo que más se utiliza. Tendrán que pasar muchos años para que lleguemos a dominar esta ciencia.
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