El carbono es un elemento muy interesante. Es, además,
fundamental para la vida. Es pasado, presente y futuro. Puede formar algo tan
codiciado como los diamantes, tan nocivo como el dióxido de carbono (CO2) ó tan interesante como los
nanotubos o el grafeno. Vamos a ver cómo puede ser eso.
Lo primero, sabemos que tiene 6 protones. Eso significa que
tiene 6 electrones. Son muy comunes el carbono 12, 13 y 14, con 6, 7 y 8
neutrones respectivamente, siendo el más abundante (98´89%) el primero de ellos.
(Se suele utilizar, para nombrarlos, la suma de los protones y los neutrones,
así, el carbono con 8 neutrones se conoce como C-14). El carbono 14 es muy
conocido porque se utiliza para la datación de, por ejemplo, fósiles. Lo vemos
luego. Ahora me interesa que veamos su distribución electrónica, que, si has
leído las entradas anteriores sobre el litio, el berilio o el boro, sabrás que
es clave para determinar sus características.
Como el carbono tiene 6 electrones, se organizan estando 2 en la primera capa y 4
en la segunda y última. El número ideal sería 8 en la capa de Valencia y 4
electrones no es ni poco, ni mucho, ni sí, ni no, ni chicha, ni limoná… Es un
elemento muy, pero que muy versátil. De hecho, ya lo he llamado en alguna otra
ocasión el Julio Iglesias de los átomos… se junta con cualquiera y tiene muchos
descendientes. Tanto es así que existe
una rama de la química, la química orgánica, que solamente se dedica a estudiar
los compuestos que puede formar el carbono (millones). Porque, y esto puede
llevar a confundir a más de uno, a los compuestos que forma el carbono se les
llama compuestos orgánicos. Y tiene sentido, generalmente son grandes moléculas
de cientos de átomos unidos en largas filas y que son fundamentales para crear
la vida. Nosotros somos agua, en su mayor parte, y carbono, en segundo lugar. El
carbono forma la estructura de los aminoácidos, que se unen para crear las
proteínas. Se utiliza en muchos compuestos que nuestras células sintetizan para
crear otros. Lo obtenemos de las plantas, en cuya fotosíntesis es absorbido de
la atmósfera (en forma de CO2) y con él, crecen. (Quemando nosotros ahora las
plantas lo que hacemos es volver a liberar ese carbono a la atmósfera).
Las vitaminas, también son principalmente carbono.
El carbono es el cuarto elemento más numeroso del Universo.
3 átomos de helio en las estrellas se fusionan formando un átomo de carbono… de
ahí que sea tan común.
Pero te he hablado de los diamantes, que no son tan comunes
a pesar de que son ¡carbono puro! Los átomos de carbono se tienen que juntar de
manera ordenada, de forma que cada uno se una a otros 4 átomos, compartiendo entre
si un electrón y obteniendo, como resultado, todos ellos, 8 electrones en la
última capa (Lo cual es una unión muy resistente).
Diamantes. |
Pero el carbono puro no siempre se junta de esa manera tan
especial. También puede juntarse de manera caótica y crear carbón (carbón
mineral o vegetal, algo que se conoce desde siempre y, de hecho, la palabra carbono
proviene de carbón) o juntarse de manera un poco menos caótica y crear grafito,
como el de las minas de los lápices.
¡Qué diferente es el carbono en su forma caótica y en su
forma ordenada!
Por cierto, que quemando carbón vegetal, también liberamos
carbono a la atmósfera, pero claro, a lo bestia. Es como cuando he dicho que lo
liberábamos quemando plantas (madera) pero en ultra concentrado (el carbón vegetal
fueron plantas que hace millones de años absorbieron CO2 y ahora lo estamos
liberando en un corto espacio de tiempo).
Además de estas formas de unir átomos de carbono, el ser
humano ha creado otras artificialmente: grafeno, fullereno o nanotubos de
carbono. Por no hablar de los plásticos: polietireno, neopreno o kevlar (poliparafenileno tereftalamida), que
provienen del petróleo, que también fueron plantas hace millones de años. ¡La de sorpresas que nos darán todas estas
tecnologías en el futuro!
Los nanotubos de carbono fueron descubiertos en Japón en
1991 y desde entonces se está investigando mucho acerca de sus propiedades,
aplicaciones y fabricación. Son tubos formados por láminas de átomos de carbono
unidos en una estructura hexagonal (grafeno). Mejor una imagen:
Estos materiales tienen unas propiedades increíbles y poco a
poco irán implementándose cada vez más en nuestras vidas (y la de nuestra
descendencia). Son muy resistentes, muy buenos conductores y aislantes térmicos
con interesantes aplicaciones en electrónica (multitud de amplio abanico), en
fabricación de nuevos materiales, en química, en energía (de almacenamiento de
hidrógeno, que quién sabe, quizás sea la fuente de energía del futuro) hasta
fabricación de nuevas pilas basadas en esta tecnología.
Y que no se me olvide el C-14. Este isótopo es radiactivo.
Normalmente pasa cuando a un átomo le metes más neutrones de los estrictamente
necesarios. En algún momento, suelta un neutrón y ese neutrón es un tipo de
radiación. En la atmósfera, el nitrógeno se convierte en C-14 por acción de los
rayos cósmicos, que provocan que uno de sus protones se transforme en neutrón.
Existe en la atmósfera una cantidad constante de C-14. Las plantas absorben esa
misma proporción de C14 y todos los animales acaban teniendo esa misma
proporción de carbono radiactivo en su interior. Si además, como todos los
átomos radiactivos, el C-14 tiene un periodo de semidesintegración constante,
podemos calcular cuando murió un mamut estudiando la cantidad de C-14 de sus
huesos. El periodo de semidesintegración es el tiempo en el que la mitad de los
átomos radiactivos dejan de serlo, siendo el del C-14 de unos 5730 años.
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