Comenzamos con un elemento poco común y poco conocido: El elemento de 65 protones, 65 electrones y, en el 100% de los casos que se dan en la naturaleza, 94 neutrones: El terbio (Tb).
El terbio forma parte de los lantánidos, un exclusivo grupo de metales muy parecidos entre sí. Tanto, que costó mucho diferenciarlos unos de otros. Tienen unas propiedades bastante similares que hemos ido viendo mientras los explicábamos. Échale un vistazo a las entradas anteriores y verás que no te engaño: lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio y gadolinio.
El caso es que, como digo, los lantánidos son muy muy parecidos entre si. Fíjate si son parecidos que en 1843 un importante químico suizo, del que ya he hablado en más de una ocasión, Carl Gustaf Mosander, separó la gadolinita (mineral de tierras raras por excelencia, junto con la monacita) en tres metales: itria, erbia y terbia (Los 3 nombrados en honor a Ytterby, la ciudad de donde provenía la muestra). Pues bien, 34 años más tarde, los científicos confundieron el terbio con el erbio y a lo que en su día Mosander llamó erbia, ahora conocemos como terbio, y a lo que llamo terbia, ahora llamamos erbio. Nota: terbia es, en realidad, óxido de terbio (Tb2O3). Para aislar este metal completamente hubo que esperar al francés Georges Urbain, quien lo aisló ya en el siglo XX, concretamente en 1905.
Respecto a sus características, destaca el hecho de que sea un metal reactivo, si bien no lo es tanto como los anteriores lantánidos, que reaccionaban enseguida con el aire. El terbio se oxida pero más poco a poco. También, al igual que muchos de sus compañeros, es fosforescente, sobretodo en su forma de suflftato de terbio TB2(SO4)3. Por esta propiedad se usa para fabricar pantallas, láseres o leds para iluminación (Su aplicación de mayor uso). También se dice que, junto con el europio y el tulio, están en las marquitas que hacen únicos (e infalsificables) a los billetes de euro. En electrónica también se utiliza para fabricar baterías (sirve como estabilizador en las pilas de combustible).
Sulfato de terbio normal y expuesto a luz ultravioleta. |
También se usa en aleaciones, de las que destaca, sin duda, el Terfenol-D, compuesta por terbio, disprosio y hierro y con la que se construyen objetos que cambian de forma al entrar en contacto con un campo magnético (Magnetostricción se llama eso). Esto era hasta hace poco algo más bien para laboratorios… pero está revolucionando los dispositivos de sonido, siendo capaces de transformar, por ejemplo, el cristal de un escaparate en un enorme altavoz. (Ver Feonic wispering Windows).
Respecto a sus propiedades magnéticas, también se ha usado mezclado con otras tierras raras para mejorar las características de ciertos imanes, sobre todo cuando se trata de aplicaciones que tengan que soportar altas temperaturas.
Altavoz que funciona gracias al Terfenol-D |
Para aplicaciones médicas también se usa. Bueno, sirvió para detectar ántrax (En realidad es el nombre de la enfermedad provocada por la bacteria bacillus anthracis, o sus esporas) a principios de siglo. Si ya tienes una edad, quizás recuerdes la crisis que hubo en USA con el ántrax que enviaban por carta… pues el terbio reacciona con ciertas endosporas iluminándose, con lo que se podía detectar si había ántrax o no. Por otro lado, para las máquinas de rayos x, el terbio se utiliza para mejorar su funcionamiento reduciendo el tiempo de exposición a los pacientes.
Como ves, un elemento que puede dar mucho que hablar en el futuro, como muchos otros de su grupo de las tierras raras, muy cotizados y cuyo precio ha subido mucho en los últimos años. Que siga subiendo o no depende de muchos factores… habrá que estar al tanto.
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