Seguimos con el grupo de los lantánidos, un conjunto de metales tan similares entre si que tuvieron a los químicos del planeta rebanándose los sesos durante unas cuantas décadas para aislarlos. Hoy le toca el turno al holmio, el elemento de 67 protones, 67 electrones y 98 neutrones (sí, en el caso del holmio, el 100% de los casos (al menos en la naturaleza) tiene 98 neutrones).
El holmio fue descubierto por dos suizos, Marc Delafontaine y Jacques-Louis Soret en 1878 utilizando la espectroscopia. Ese mismo año, aunque un pelín más tarde, Per Teodor Cleve también lo descubriría. Pero éste último, sueco de nacimiento, separó el óxido de erbio en dos componentes: óxido de erbio y óxido de holmio, al que nombró holmia, en honor a la capital de Suecia (Holmia es Estocolmo en latín). Per Teodor también descubrió el tulio, y separó el didimio en dos elementos: El neodimio y el praseodimio. Además, su hija fue la primera mujer sueca en obtener un doctorado en ciencias y su nieto ganó el premio Nobel de medicina. Casi nada con la familia Cleve. Per Teodor tiene un mineral con su nombre: La Cleveíta, compuesto por uranio en su mayor parte y un 10% de Tierras Raras.
Per Teodor Cleve y sus patillas. |
Como tierra rara que es, el holmio tiene características relacionadas con el magnetismo (es el metal más paramagnético que existe (a bajas temperaturas)) y la fluorescencia. Y aunque hoy en día tiene pocas aplicaciones prácticas, sí tiene mucha proyección para el futuro y quién sabe, quizás dentro de poco llegue a ser algo importante. Ya veremos.
Puede que la aplicación más conocida sea la de la fabricación del conocido sobretodo en medicina como “láser de holmio” (fabricado también con cromo y tulio), y usado en este campo por ejemplo para tratamientos de cáncer de próstata. El láser corta (sin sangrar) el tejido de la vejiga (el tema está en que en la vejiga hay agua y la frecuencia de la luz del láser va perfecta en esas condiciones).
El holmio en su forma de óxido también se utiliza en equipos de medición de longitudes de onda o para la calibración de equipos de espectroscopia; esto se debe a que su espectro es muy característico y no cambia, con lo que es una muy buena referencia. También se utiliza en sistemas de detección de calor por infrarojos o sistemas de seguimiento por laser en sondas espaciales.
El holmio se extrae de la monacita mediante ionización y utilizando diferentes filtros. Tras ello, se obtiene un polvo blanco amarillento (óxido de holmio). Mezclando ese óxido con ácido sulfúrico, se obtendrá sulfuro de holmio (Ho2S3) que en su forma de polvo amarillento, cambia de color a rosado si se le ilumina con luz ultravioleta (posiblemente ese color rosado es el que le da a las zirconitas fabricadas con este elemento).
No hay comentarios:
Publicar un comentario